Silenciador Posterior
Filtro Hollín/Partículas, Sistema Escape
Tubo de Escape
Silenciador del Medio
Junta, Tubo de Escape
Depósito, Aditivo (Regeneración Filtro de Partículas)
Conducto a Presión, Sensor Presión (Filtro Partículas)
Sensor Partículas
Presilenciador
Unión Flexible, Escape
Junta Tórica, Tubo de Escape
Válvula Inversión, Tapa Escape
Tapa de Gases de Escape
Chapa de Protección Térmica
Brida, Tubo de Escape
Juego de Reequipamiento, Filtro de Partículas
Deflector Tubo de Escape
Kit de Reequipamiento, Precatalizador
Silenciador Deportivo
Precatalizador
Casquillo Distanciador, Siste de Escape
Tubo Ondulado, Sistema de Escape
Tubo de Reparación, Silenciador Central
Tubo de Reducción, Sistema de Escape
El tubo de reducción es un elemento intermedio de la línea de escape. Su función es hacer la transición entre dos secciones de diferentes diámetros; "reduce" o "amplía" el paso de los gases para adaptar un silenciador, un catalizador o un filtro de partículas a la parte anterior del circuito. Colocado bajo el suelo, justo después del colector o del primer tubo intermedio, recibe gases que alcanzan varios cientos de grados. Su geometría cónica o bicónica acelera los flujos sin crear una contrapresión excesiva, lo que mantiene el rendimiento del motor y limita el consumo. Fabricado en acero aluminizado o en acero inoxidable, el tubo de reducción resiste la corrosión, las vibraciones y los choques térmicos. Un sello tipo manguito o brida asegura la estanqueidad en cada extremo.
¿Cuándo cambiar la pieza?
- Duración de vida habitual: de 8 a 10 años en uso normal, menos si el vehículo recorre a menudo distancias cortas o circula por carreteras saladas.
- Signos de desgaste:
- ruido de escape más grave o "silbido" al acelerar;
- olor a gases de escape en el habitáculo;
- huellas de hollín o de óxido perforante en el conducto de reducción;
- testigo del motor encendido debido a una sonda lambda perturbada;
- ligera pérdida de potencia o sobreconsumo.
- Periodicidad aconsejada: aprovechar la inspección ITV (inspección técnica de vehículos) cada 2 años para verificar el tubo de reducción. En caso de fuga, incluso mínima, prever un reemplazo rápido.
¿Por qué cambiarlo?
- Evitar fugas tóxicas: un tubo de reducción perforado deja entrar monóxido de carbono en el habitáculo y expone a los ocupantes a un riesgo de intoxicación.
- Proteger los componentes posteriores: una contrapresión mal gestionada puede dañar el catalizador o el FAP, piezas mucho más costosas.
- Mantener el rendimiento: un conducto de reducción deformado crea un estrangulamiento, aumentando el consumo y las emisiones contaminantes.
- Pasar la inspección técnica: una fuga audible o visible lleva a una revisión por "defecto de estanqueidad del sistema de escape".
- Confort acústico: el silenciador no cumple su función si los gases se escapan antes de él; el vehículo se vuelve ruidoso y fatigante de conducir.
