¿Qué es el TPMS?
Según el Reglamento Europeo n.º 661/2009, a partir de 2015 todos los vehículos nuevos deben estar equipados con este sistema automático de control de la presión de los neumáticos, TPMS por sus siglas en inglés.
El TMPS desempeñará tres funciones importantes en su vehículo. En primer lugar, lo protege al mantener la presión adecuada de los neumáticos mientras conduce. En segundo lugar, ayuda a proteger sus neumáticos del desgaste prematuro. Finalmente, forma parte de una estrategia eco-responsable. De hecho, una buena presión de los neumáticos limitará la resistencia a la rodadura, evitando así un consumo excesivo de combustible.
El sistema TPMS toma la forma de sensores de rueda y consta de dos partes:
- Sensor: es la parte de plástico negra del sensor, la pila del sensor debe reemplazarse cada 5 años
- Kit de mantenimiento: especifica todos los demás elementos del sistema, es decir, las juntas, las tuercas y los tapones de válvulas. Como estos elementos están sujetos a riesgos significativos tanto de corrosión como de pérdida de estanqueidad, debe asegurarse de reemplazarlos anualmente
El mantenimiento del sistema TPMS debe ser realizado por profesionales en un taller. De hecho, después del diagnóstico, puede ser necesario reprogramar el sensor y reiniciarlo utilizando el ordenador de a bordo del vehículo.
¿TPMS directo o indirecto?
Según el modelo y la marca del vehículo, los sistemas automáticos de control de la presión de los neumáticos pueden ser directos o indirectos. Estos dos sistemas distintos tienen las siguientes características:
- Sistema TPMS directo: calcula la presión de los neumáticos mediante varios sensores colocados en el interior del mismo. Si la presión es baja o alta, aparecerá una luz de advertencia en el salpicadero e indicará el neumático en cuestión.
- Sistema TMPS indirecto: en este sistema, la presión de los neumáticos se calcula utilizando los sistemas de frenado y antibloqueo (ABS y ESP). También aparecerá una luz en su salpicadero