Perno de rueda
El perno de rueda asegura la conexión mecánica entre la llanta y el buje. Alojado en los orificios de la llanta, se atornilla en la rosca del buje o, en algunos vehículos, en una tuerca prisionera. Este pequeño elemento de fijación trabaja en tracción y cizallamiento: su hombro cónico o esférico centra la rueda mientras que la parte roscada genera la fuerza de apriete. La tornillería de rueda debe soportar altas tensiones: esfuerzos transversales en curvas, variaciones térmicas al frenar, golpes y vibraciones. Un material de acero aleado tratado térmicamente le confiere la resistencia necesaria, y su tratamiento anticorrosión preserva el par de apriete así como el desmontaje posterior. En resumen, el perno de rueda juega un papel vital en la seguridad, manteniendo la rueda presionada contra el buje para garantizar una rotación sin juego.
¿Cuándo cambiar la pieza?
- Vida útil teórica: un perno de rueda puede acompañar al coche durante toda su vida, siempre que no se exceda su par elástico nominal y esté protegido contra el óxido.
- Signos de desgaste o anomalía:
- Rosca dañada, aplastada o gripada.
- Cabeza o asiento cónico corroído.
- Ruido de golpeteo o vibración proveniente de las ruedas después de un montaje.
- Par de apriete imposible de alcanzar o perno que gira en vacío.
- Periodicidad aconsejada:
- Inspeccionar visualmente la tornillería cada 20,000 km o en cada rotación de neumáticos.
- Reemplazar sistemáticamente después de un golpe severo contra un bordillo o un accidente en el tren de rodaje.
- Cambiar tan pronto como la rosca se enganche o presente puntos duros al atornillar.
¿Por qué cambiar?
- Prevenir la pérdida de rueda: un perno de rueda agrietado o flojo ya no mantiene correctamente la llanta. La rueda puede aflojarse, provocar vibraciones y luego desprenderse.
- Evitar el alargamiento de la rosca: un apriete excesivo estira el tornillo. A largo plazo, el esfuerzo de precarga se derrumba y el par de apriete real se vuelve demasiado bajo.
- Limitar el desgaste del buje y de la llanta: un contacto flotante genera oscilaciones, ovaliza los agujeros de la llanta y daña las roscas del buje, piezas mucho más costosas.
- Garantizar un desmontaje de emergencia: en caso de pinchazo, un perno gripado retrasa la intervención. Un tornillo nuevo, limpio y lubricado en su asiento cónico (nunca en la rosca) facilita el reemplazo de la rueda.
- Seguridad reglamentaria: cualquier defecto en la fijación de la llanta es rechazado en la inspección técnica. Cambiar un perno de rueda dañado evita una reinspección.
Al adoptar un perno de rueda conforme al par recomendado por el fabricante y tratado contra la corrosión, aseguras la fijación de la llanta, preservas el balance vibratorio del vehículo y evitas reparaciones costosas en el tren de rodaje. Siempre recuerda realizar el reapriete de control después de 50 a 100 km, especialmente cuando se ha montado una llanta de aleación. Finalmente, almacena tus tornillos de rueda en un lugar seco y limpio para conservar sus prestaciones de apriete originales.
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