Comenzando la producción de silenciadores para automóviles en 1931, Eberspächer comenzó a desarrollar sistemas de calefacción para vehículos dos años después.
Eberspächer fue llamada a la industria armamentística por el régimen nazi y, como muchas otras empresas, fue asignada a trabajos forzados.
Durante la Segunda Guerra Mundial se fabricaron piezas de motores de aviones y, en 1947, Eberspächer comenzó a fabricar turbocompresores.
El legendario «B1L» ha logrado un gran avance tecnológico: es el primer calentador de vehículos que se puede instalar directamente en el habitáculo del vehículo.